19/3/18

EVOLUCIÓN TERRESTRE (III)


Según Simpson, fundador de la teoría sintética, la radiación adaptativa es el patrón principal de la macro-evolución. Es la diversificación repentina de un grupo de organismos que comparten un antecesor común, cuya aparición es generalmente muy próxima al momento de la radiación. En muchos casos, este tipo de evolución está asociada al éxito de un grupo que posee una nueva característica denominada "característica clave", la cual posibilita la invasión de un nuevo hábitat.
En una de sus obras, G. G. Simpson, encontró necesario asegurar a sus lectores que la evolución es cierta; más aún, que es incuestionable, en This View of Life, lo repite varias veces.

Hace algunos años, Ralph Gerard hizo esta significativa declaración, que es particularmente apropiada en el presente contexto:
«Cuando nos encontramos que mantenemos una opinión que la base en que se fundamenta suscita una especie de sentimiento de que indagar acerca la misma sería absurdo, evidentemente innecesario, improductivo, malo o incluso perverso, podemos considerar que se trata de una opinión no racional, y por ello probablemente fundada sobre evidencias inadecuadas.»

Wilson Wallis escribía con tono de decepción:
«Desde los tiempos de Darwin, la idea evolucionista ha predominado las ambiciones y ha determinado los hallazgos de los antropólogos físicos, a veces para detrimento de la verdad.»
Y no cabe duda alguna acerca de que el célebre fraude de Piltdown nunca hubiera podido tener el gran éxito que tuvo excepto por el hecho de que se proporcionó a los expertos precisamente lo que algunos de ellos creían que necesitaban.
El Hombre de Piltdown era precisamente lo que los académicos habían reclamado. V. F. Calverton, en su introducción a The Making of Man, escribió:
«La simultaneidad misma con la que Darwin y Wallace dieron con la teoría de la Selección Natural y la supervivencia de los más aptos es una prueba manifiesta de la intensa actividad de esta idea en aquel tiempo. Todas las fuerzas en el ambiente económico y social jugaron su papel en el triunfo de esta doctrina.»
En este mismo sentido se manifiesta A. K. Kroeber:
«Es evidente que hubo una determinada concatenación histórica en el pensamiento del mundo que posibilitó que el descubrimiento de Darwin desencadenara unas consecuencias de tal magnitud.»
Como protesta contra este consenso de aprobación de una teoría que estaba sorprendentemente adaptada al Zeitgeist (como lo han observado muchos historiadores, entre ellos algunos recientes), varias mentes independientes emprendieron una reevaluación de la evidencia.

El príncipe Kropotkin reexaminó la comunidad de vida salvaje para ver si realmente había una “lucha por la existencia” y si solo los más aptos prevalecían.
Descubrió en la Naturaleza una dinámica muy diferente, y expuso sus descubrimientos en su obra Mutual Aid. Hasta tiempos relativamente recientes este libro estuvo inaccesible. Pero el clima de opinión parece estar cambiando, y existe ahora una nueva demanda que ha justificado su reimpresión.

De manera similar, en 1.922 Leo Berg escribió su voluminosa y erudita Nomogénesis como protesta contra el interés desmesurado por la morfología con exclusión de la función. En la actualidad quizá hubiera titulado su obra Convergencia, porque es de esto de lo que trata. Esta obra también se ha vuelto a publicar, y, cosa sorprendente, de mano del Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Poco después de que apareciera la primera edición, en 1.935 Sir Wilfrid LeGros Clark estaba dispuesto a admitir:
«En la evaluación de las afinidades genéticas, las diferencias anatómicas son más importantes como evidencia negativa que las semejanzas anatómicas lo son como evidencia positiva. Se hace evidente que si esta tesis se lleva a su conclusión lógica, será necesario demandar un ámbito mucho más amplio para los fenómenos del paralelismo o de la convergencia en evolución de lo que los evolucionistas han concedido en general. La realidad es que las minuciosas y detalladas investigaciones que han realizado anatomistas comparativos en años recientes han puesto de relieve que los paralelismos en el desarrollo ha tenido lugar a gran escala y que ya no deben considerarse como una curiosidad incidental que haya tenido lugar de forma esporádica en el curso de la evolución. Lo cierto es que apenas si es posible para los no anatomistas comparativos darse cuenta de lo fundamental del papel que este fenómeno ha tenido en el proceso evolutivo».

Continuará...

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