29/10/16

LOS SEÑORES DE VENUS (II)


Cuando el Manu hubo formado el tipo de Su Raza, la condujo hacia Asia Central, allí se estableció por largo periodo de tiempo, allí se fijó la residencia de la Raza de donde debían surgir sus diversos brotes.
Entonces tuvo lugar la primera gran emigración, hace quizás unos 850.000 años. La primera subraza llamada a menudo la Aria, aunque este nombre abarca a toda la Quinta Raza, fue conducida hacia el sur, a través del gran cinturón de los Himalayas y se estableció en la India del norte, en Aryavarta. A su cabeza estaban los "siete Rishis"; Marichi, Atri, Pulastya, Pulaha (Kavi?), Angiras (Kratn?), Kardama y Daksha -variando estos nombres en los distintos catálogos- los cuales habían durante largo tiempo dirigido la evolución. En el Manusmriti vemos estos nombres, excepto que Daksha es llamado Prachetas. Con estos se hallaban además otros tres, completando así los "diez Rishis", Vashishtha, Bhrigu y Narada. Estos Rishis condujeron a la primera subraza hacia la India, dividida ya en cuatro castas por el Manu. Bajo la dirección de sus Reyes divinos peleó contra los pueblos que ocupaban las tierras de donde procedía; contra los Titanes que quedaban de la tercera Raza, y contra los Daityas y Rakshasas de la cuarta. ¿Quién no conoce la historia de Ramachandra peleando contra los Rakshasas bajo las órdenes de su gran Rey Ravana, y extendiendo su imperio desde los Himalayas hasta el mar del sur?

Debe bastarnos recordar que estos Arios recibieron directamente el Zodiaco de manos de los Hijos de voluntad y de yoga, quienes vivieron entre ellos como instructores, de "Las Serpientes que volvieron a descender, que hicieron la paz con la quinta, y que la enseñaron e instruyeron", se nos dice, que trajeron consigo de Asia Central el lenguaje Senzar, la "lengua sacerdotal secreta", el verdadero "lenguaje de los Dioses", del cual se derivó el sánscrito, la lengua del misterio de los Iniciados todavía, y que de entre ellos surgieron los Veinticuatro Buddhas, todavía reverenciados entre los Jainas como los Veinticuatro Tirthamkaras.

La segunda subraza de la Quinta Raza, la Ario-Semítica, emigró desde Asia Central hacia occidente; pobló Afganistán, pasó a lo largo del Oxus, y cruzando el Eufrates, penetró en Arabia y Siria. Esta subraza, deteniéndose a lo largo de esta marcha, arianizó gran número de tribus turanias y akadias, y los grandes Imperios de Asiria y Babilonia surgieron como resultado de sus energías.
Los fenicios, los últimos egipcios y los antiguos griegos procedían de su unión con la séptima subraza Atlante. "Las ultimas siete dinastías de que se habla en los anales egipcios y caldeos", dice H. P. B., pertenecen a la Quinta Raza. Algunos brotes de esta Raza se dirigieron hacia el oriente, y mezclándose con la subraza Mongola que habitaba a lo largo del litoral de China, dió nacimiento a los chinos de las costas, así como a la familia que actualmente se sienta en el Trono del Dragón de China.

La tercera subraza, la Irania, se dirigió, siguiendo las huellas de la segunda, guiada por Zarathustra hacia el norte y oriente, en su mayor parte se estableció en Afganistán y Persia, viviendo el gran Profeta en este último país. Algunos de sus brotes llegaron hasta Arabia, y luego penetraron en Egipto, mezclándose allí con los egipcios atlantes.

Estas dos últimas subrazas atrajeron a la población de la cuarta Raza al culto de Surya, el Sol, a cuyos sacerdotes se les daba el nombre de Magos. Estos Magos pretendían proceder de Shakudvipa, o Shvetadvipa, la Isla Blanca, y esta pretensión estaba bastante bien fundada, teniendo en cuenta su remoto origen, pues toda verdadera doctrina procedió de los moradores de esta Tierra Bendita, ya sea que este nombre se emplease para significar la imperecedera Tierra Sagrada, o en sustitución del de Ciudad Santa, Shamballa, situada en el Desierto de Gobi.
Dirigidos por los Instructores de la segunda subraza, estos Imperios abrazaron el Sabeísmo, el culto de los Seres que gobiernan las esferas celestes, los "Ángeles de las Estrellas", y el culto caldeo a las mayores alturas de sabiduría y pureza, pues los Magos caldeos eran astrónomos y astrólogos que estaban profundamente versados en la ciencia de los cuerpos celestes, y ellos eran quienes dirigían el Estado por medio de instrucciones basadas en el estudio de las estrellas.

En los tiempos de la tercera subraza, dirigida por sus Instructores, a cuya cabeza se hallaba el primer Zarathushtra -cuyo nombre paso desde uno a otro Instructor hasta el numero de catorce- fue prohibido el culto de los Ángeles de las Estrellas a consecuencia de los abusos que se cometían, y se dió al Fuego como a único símbolo permisible de la Deidad. Los sabios de Persia, llamados también frecuentemente Magos, eran más partidarios de la química que de la astronomía, debido en parte a la gran importancia que tiene por lo que a la agricultura se refiere, a la cual la subraza Irania se dedicaba preferentemente. Esta preferencia por la química les condujo a un gran desarrollo de la alquimia, y muchas huellas de su poder pueden encontrarse en Egipto con respecto a la misma.

La cuarta subraza, Ia Céltica, emigró, dirigida por Orfeo, hacia occidente, pasando más allá de los límites de sus predecesoras. Primero pobló Grecia con los últimos griegos; luego se esparció por Italia y hacia el norte de Francia, y más todavía hacia el norte, penetró en las antiguas tierras Atlantes de Irlanda y Escocia, poblando, además, la joven tierra de Inglaterra.

Es interesante observar de que modo la simbología del Dragón y de la Serpiente, como nombres aplicados a los Iniciados elevados, aparecen entre todos estos pueblos tan estrechamente relacionados. Los Hierofantes de Babilonia y Egipto, los druidas, los fenicios, todos son hijos del Dragón o la Serpiente. Este símbolo procedió de los Atlantes, y hasta de los Lemures, y así paso sucesivamente a la Quinta Raza. En México y por América se presenta a cada paso como uno de los símbolos universales perteneciente a los primitivos Instructores de la humanidad.

La quinta subraza, la Teutonica, emigró también hacia occidente, poblando toda la Europa Central, actualmente se extiende por el mundo. Ha poblado la mayor parte de América del Norte, expulsando al antiguo tronco Atlante. Se ha posesionado de Australia y Nueva Zelanda, los restos de la más antigua Lemuria y las reliquias de esta decadente raza se van extinguiendo ante ella, destinada a constituir un vasto Imperio y a dirigir los destinos de la civilización. Sin embargo, también fenecerá a medida que se vayan sucediendo las edades, y Krauncha seguirá a Plaksha, Shalmali y Kusha. Entonces debe alzarse Shaka como continente de la Sexta Raza Raíz, surgiendo del punto en donde se halla actualmente América del Norte, pues la mayor parte de esta tierra había sido previamente cuarteada por los terremotos y fuegos volcánicos. Shaka fenecerá a su vez sumergido por las olas, como lo fue Kusha y Pushkara. El séptimo continente, surgirá y florecerá, siendo su centro cerca del punto en donde ahora se halla América del Sur. Entonces llegará el fin de nuestro globo, la conclusión de su larga y extraordinaria historia, sumergiéndose en un sueño tranquilo, después de su dilatado día de labor y vigilia.
Los mundos fenecen, una Ronda se sucede a otra Ronda, una Cadena sigue a otra Cadena; pero el Espíritu eterno que ahora se reviste de cuerpos humanos, El solo persiste y persiste eternamente.

Extracto del libro Genealogía del Hombre - Annie Besant

21/10/16

LOS SEÑORES DE VENUS (I)

Cuando los Señores de Venus (los Dragones de Sabiduría, como a veces se les llama) descendieron a nuestra tierra, trajeron consigo las semillas de diversos tipos de seres vivientes desarrollados en Venus, con el objeto de beneficiar y apresurar la evolución terrestre.

Cuando se describe la llegada de Manu (Anu) con otros Rishis, se dice que trajo consigo en su nave -el Arca- muchas semillas de vida. Y estas semillas no eran únicamente las de la vida espiritual e intelectual, sino también las de la vida física tal como existía en Venus.
El trigo, por ejemplo, no pertenece a nuestra tierra, y muchos son los botánicos que se hallan perplejos con respecto a su origen. Por medio del cruzamiento del trigo producido por las semillas procedentes de Venus con las hierbas indígenas de la tierra, los primeros instructores desarrollaron los diversos granos alimenticios.
Las abejas y hormigas, con sus especiales sistemas sociales y bien dirigidos esfuerzos, proceden de Venus; proceden de una esfera en donde toda evolución ha progresado mucho más que la nuestra, de modo que hasta en los reinos de la vida vegetal y animal, todo se halla en un nivel mucho más elevado que el que nosotros hemos alcanzado hasta el presente.

Estos “Dragones de Sabiduría” son los primitivos Adeptos de la tercera Raza, y más adelante de la cuarta y quinta, dice H. P. Blavatsky: Ellos eran los "Hijos del Fuego", los discípulos inmediatos de los "Padres", la "Llama Primordial". Ellos dieron los Buddhas; esto es, el Buddha supremo y el Bodhisattva a la Tercera Raza, así como muchos Arhats, formando también parte veinticuatro de los Señores que tenían estas mismas categorías en la cuarta y quinta Razas, siendo la mayor parte de estos Seres Pitris Agnishvatta, conocidos entre los Jainas como los veinticuatro Tirthankaras.
Los divinos Hermafroditas del punto medio de la tercera Raza, los "Padres inmaculados", como se les llama, crearon Hijos por medio de la voluntad y del yoga, para la encarnación de los más elevados Agnishvatta, los "Antecesores -los antepasados espirituales- de todos los subsecuentes y presentes Arhats o Mahatmas" esto es, sus Gurús; y se nos dice que, en la séptima Raza, estos Hijos de la voluntad y del yoga, junto con otros como ellos, producirán hijos nacidos de la mente.
Estos Hijos son Aquellos que, vigilando la evolución de las últimas tercera y cuarta Razas, se irritaron con los hijos de los Atlantes, cuando éstos cayeron en la degradación y fueron víctimas de la gran catástrofe que los sumergió debajo de las aguas del océano. Constantemente se habla de Ellos como de los instructores divinos, Aquellos que dirigen la evolución espiritual humana y guían las fuerzas cósmicas para favorecerla y estimularla.

Los Reyes divinos de las más primitivas dinastías que dirigieron el desarrollo intelectual de la humanidad, que le enseñaron las artes y las ciencias, y que guiaron su evolución social, eran algunos de los más elevados Pitris Agnishvata. Estos Pitris eran los Titan-Kabirim, a los cuales se alude en los anales de los pueblos más antiguos.
H. P. B. dice: "Ellos son en verdad los grandes y benéficos poderosos Dioses. En Tebas, Corea y Demeter, los Kabirim tenían un santuario, y en Menfis los Kabiri tenían un templo tan sagrado, que nadie, excepto los sacerdotes, podían entrar en sus sagrados recintos... Ellos fueron en el principio de los tiempos, los Directores de la humanidad, cuando encarnaron como Reyes de las dinastías divinas. Ellos dieron el primer impulso a la civilización, y dirigieron la inteligencia con la cual habían dotado al hombre hacia la invención y perfeccionamiento de todas las artes y ciencias. Por esto se dice que los Kabiri aparecieron como los bienhechores de los hombres, y como tales vivieron durante edades en la memoria de los pueblos. A estos Kabiri o Titanes se atribuye la invención de la escritura, de las leyes y la legislatura, de la arquitectura, así como de las diversas formas de la llamada magia y del empleo medicinal de las plantas".
Los ocultistas llaman también Manushis a estos Seres divinos, quienes enseñaron la lengua sagrada, el Senzar, a la tercera y cuarta Razas.
Extracto del libro Genealogía del Hombre - Annie Besant

13/10/16

ANTROPOGÉNESIS DE LAS ESTANCIAS DE DZYAN (III)


ESTANCIA X
Así, de dos a dos, en las Siete Zonas, la Tercera Raza dio nacimiento a la Cuarta; los Sura se convirtieron en A-sura. La Primera, en todas las Zonas, fue del color de la luna; la Segunda amarilla como el oro; la Tercera roja; la Cuarta de color oscuro, que se tornó negro por el pecado. Los siete primeros vástagos humanos fueron todos de un color. Los siete siguientes principiaron a mezclarse. Entonces la Tercera y Cuarta crecieron en orgullo. “Somos los reyes; somos los dioses”.
Tomaron esposas de hermosa apariencia. Esposas procedentes de los sin mente, los de cabeza estrecha. Engendraron monstruos, demonios perversos, macho y hembra, también Khado (dâkinî), con mentes limitadas. Construyeron ellos templos para el cuerpo humano. Rendían culto a varón y hembra. Entonces el Tercer Ojo cesó de funcionar.

ESTANCIA XI
Ellos construyeron enormes ciudades. Con tierras y metales raros ellos construían. De los fuegos vomitados, de la piedra blanca de las montañas y de la piedra negra, tallaban sus propias imágenes a su tamaño y semejanza, y las adoraban. Construyeron grandes imágenes de nueve yatis de alto: el tamaño de sus cuerpos. Fuegos internos habían destruido la tierra de sus Padres. El agua amenazaba a la Cuarta. Las primeras Grandes Aguas vinieron. Ellas sumergieron las Siete Grandes Islas.
Los Justos todos salvados, los Impíos destruidos. Con ellos perecieron la mayor parte de los enormes animales producidos del sudor de la tierra.

ESTANCIA XII
Pocos quedaron, algunos amarillos, algunos del color oscuro y negro, y algunos rojos quedaron. Los del color de la Luna habían desaparecido para siempre.
La Quinta producida del tronco Santo quedó; ella fue gobernada por los primeros Reyes Divinos... (Las Serpientes) que volvieron a descender, que hicieron la paz con la Quinta, que la enseñaron e instruyeron...

En la Estancia VIII, detengámonos un momento a considerar los varios procedimientos consecutivos de procreación, con arreglo a la ley de la Evolución.
Principiemos por el modo de reproducción de las últimas subrazas de la Tercera Raza Humana; por aquellos que se vieron dotados de “Fuego Sagrado”, de la Fulguración de los Seres superiores y entonces independientes, que fueron los Padres psíquicos y espirituales del Hombre, como los Pitri Devatâs inferiores (los Pitris) fueron los Progenitores de su cuerpo físico. Esa Tercera Raza santa consistía en hombres, a los cuales se les describía, en su cenit, como “enormes gigantes con la fuerza y hermosura de dioses, y depositarios de todos los misterios del Cielo y de la Tierra”. ¿Han caído ellos también, y, en ese caso, fue la encarnación la “Caída”?
Debemos observar sobre ellos que los Dioses y Héroes principales de la Cuarta y Quinta Razas, como antigüedad menor, son las imágenes deificadas de estos Hombres de la Tercera. Los días de su pureza fisiológica, y los de su llamada Caída, han sobrevivido tanto en el corazón como en la memoria de sus descendientes. De aquí la naturaleza dual que presentan estos Dioses, cuyas virtudes así como sus pecados han sido exaltados hasta el último extremo en las biografías compuestas por la posteridad.
Fueron ellos las Razas Pre-Adámicas y Divinas, de las cuales la misma Teología, para la que todas ellas son “razas cainitas y maldecidas”, principia ahora a ocuparse.
Pero, en primer término, debemos tratar de la acción de los “Progenitores Espirituales” de aquella Raza.

En la Estancia VII, hay que explicar un punto difícil y abstruso:
CUANDO EL EXUDADO PRODUJO AL NACIDO DEL HUEVO, AL DOBLE, AL POTENTE, AL PODEROSO CON HUESOS, LOS SEÑORES DE LA SABIDURÍA DIJERON: “AHORA CREAREMOS”.
¿Por qué “ahora” y no antes? Esto lo explica lo que sigue:
LA TERCERA RAZA SE CONVIRTIÓ EN EL VÂHAN DE LOS SEÑORES DE LA SABIDURÍA. CREÓ HIJOS DE LA VOLUNTAD Y DEL YOGA, POR KRIYÂSHAKTI LOS CREÓ, LOS SANTOS PADRES. ANTECESORES DE LOS ARHATS.

¿Cómo fue que ellos “crearon”, dado que los “Señores de la Sabiduría” son idénticos a los Devas indos que se negaron a “crear”? Evidentemente Ellos son los Kumâras del Panteón Hindú y de los Purânas, los Hijos Mayores de Brahmâ.
Sanandana y los otros hijos de Vedhas (quienes), creados previamente por él... sin deseos ni pasiones, (permanecieron castos) inspirados por santa sabiduría... y sin deseos de progenie.

El poder, por el cual crearon primeramente, es lo que ha sido causa de su degradación desde su alto estado a la posición de Malos Espíritus, de Satán y de su Hueste, creados a su vez por la impura fantasía de los credos exotéricos.
Este poder fue el de Kriyâshakti, ese misterioso y divino poder latente en la voluntad de cada hombre, y el cual, si no es llamado a la vida, animado y desarrollado por la práctica Yoga, permanece dormido en 999.999 hombres de cada millón, y así se llega a atrofiar.

Este poder es explicado en los “Doce Signos del Zodíaco” como sigue:
Kriyâshakti: El misterioso poder del pensamiento que le permite producir resultados fenomenales, externos, perceptibles por su propia energía inherente. Los antiguos sostenían que cualquier idea se manifestará externamente si se concentra la atención de uno (y la voluntad) intensamente en ella. Igualmente, una intensa volición será seguida por el resultado que se desea. La Tercera Raza había creado así a los llamados HIJOS DE VOLUNTAD Y DE YOGA, o los “Antecesores” -los Antepasados Espirituales- de todos los Arhats subsiguientes y actuales, o Mahâtmâs, de un modo verdaderamente inmaculado. Fueron, a la verdad, creados, no engendrados, como lo fueron sus hermanos de la Cuarta Raza, que fueron engendrados sexualmente después de la separación de los sexos, la “Caída del Hombre”. Pues la creación no es sino el resultado de la voluntad operando sobre la Materia fenomenal; el hace salir de ella la Luz Primordial Divina y la Vida Eterna. Fueron ellos el “Grano de la Semilla Santa” de los futuros Salvadores de la Humanidad.

El orden de la evolución de las Razas Humanas se encuentra como sigue en el Libro Quinto de los Comentarios, según ya se ha expuesto: Los primeros hombres fueron Chhâyâs 1º; los Segundos los “nacidos del Sudor” 2º; los terceros “los nacidos del Huevo” y los santos Padres nacidos por el poder de Kryâshakti 3º; los Cuartos fueron los hijos de Padmapâni (Chenresi) 4º. Por supuesto, tales modos primitivos de procreación -por la evolución de la propia imagen, por gotas de sudor; después de eso, por Yoga; y luego por lo que la gente considerará como mágico (Kriyâshakti)- están condenados de antemano a ser considerados como cuento de hadas. Sin embargo, desde el primero al último nada hay realmente en ellos de milagroso, ni nada que no pueda demostrarse que sea natural.
Esto hay que probarlo. 1º El nacimiento Chhâyâ, o el modo primordial de procreación sin sexos -la Primera Raza habiendo emanado, por decirlo así, de los cuerpos de los Pitris- se halla aludida en una alegoría cósmica de los Purânas. Es la hermosa alegoría e historia de Sanjnâ, la hija de Vishvakarman, casada con el Sol, quien “no pudiendo resistir los fervores de su Señor”, le dio su Chhâyâ (sombra, imagen o cuerpo astral), mientras que ella se retiró a la espesura para practicar devociones religiosas o Tapas. El Sol, creyendo que la Chhâyâ era su esposa, engendró hijos con ella, como Adán con Lilith, también una sombra etérea, como en la leyenda, aunque monstruosa hembra real viviente hace millones de años.
Pero quizás este ejemplo pruebe muy poco, excepto quizá la exuberante fantasía de los autores Puránicos. Tenemos preparada otra prueba. Si las formas materializadas, que a veces se ven emanar de los cuerpos de ciertos mediums, pudiesen fijarse y hacerse sólidas en lugar de desvanecerse, la “creación” de la Primera Raza sería perfectamente comprensible. Esta clase de procreación no dejará de ser sugestiva para el estudiante. Ni el misterio ni la imposibilidad de tal procedimiento son ciertamente mayores -al paso que es mucho más comprensible para la inteligencia del verdadero pensador metafísico- que el misterio de la concepción del feto, su gestación y nacimiento como niño, como actualmente lo conocemos.

Extracto: La Doctrina Secreta – H.P. Blavatsky

9/10/16

ANTROPOGÉNESIS DE LAS ESTANCIAS DE DZYAN (II)


ESTANCIA V
Los Primeros fueron los Hijos de Yoga. Sus hijos, los hijos del Padre Amarillo y de la Madre Blanca.
La Segunda Raza fue el producto por brote y expansión, la Asexual procedente de la Sin-sexo. Así fue, ¡oh Lanú! producida la segunda Raza. Sus Padres fueron los Nacidos por sí mismos... Los Nacidos por sí mismos, los Chhâyâs procedentes de los brillantes Cuerpos de los Señores, los Padres, los Hijos del Crepúsculo.
Cuando la Raza se hizo vieja, las Aguas antiguas se mezclaron con las Aguas más recientes. Cuando sus Gotas se enturbiaron, se desvanecieron y desaparecieron en la nueva Corriente, en la cálida Corriente de la Vida. Lo Externo de la Primera se convirtió en lo Interno de la Segunda. El Ala vieja vino a ser la Sombra nueva, y la Sombra del Ala.

ESTANCIA VI
Después la Segunda desarrolló la Nacida del Huevo, la Tercera. El Sudor creció, sus Gotas crecieron, y las Gotas se hicieron duras y redondas. El Sol la calentó; la Luna la enfrió y la formó; el Soplo la alimentó hasta su madurez. Desde la Estrellada Bóveda el Cisne Blanco cobijaba a la gran Gota. El Huevo de la Raza futura, el Hombre-Cisne de la Tercera ulterior. Primeramente macho-hembra, luego Hombre y Mujer.
Los Nacidos-por-sí-mismos fueron los Chhâyâs, las Sombras de los Cuerpos de los Hijos del Crepúsculo. Ni el agua ni el fuego podían destruirlos. (Sus hijos lo fueron).

ESTANCIA VII
Los Hijos de la Sabiduría, los Hijos de Noche, prontos para renacer descendieron. Vieron ellos las formas viles de la Primera Tercera. “Podemos elegir”, dijeron los Señores; “poseemos la sabiduría”. Algunos entraron en los Chhâyâs proyectaron una Chispa. Otros lo difirieron hasta la Cuarta. De su propio Rûpa llenaron el Kâma. Los que empezaron se convirtieron en Arhats.
Los que sólo recibieron una Chispa, permanecieron destituidos de conocimiento; la Chispa ardía débilmente. Un Tercio permanecía sin mente. Sus Jivas no estaban dispuestos. Estos fueron puestos aparte entre las Siete. Se volvieron ellos de cabeza estrecha. En un Tercio estuvieron preparados. “En estos moraremos”, dijeron los Señores de la Llama (y de la Sabiduría Secreta).
¿Cómo obraron los Mânasa, los Hijos de la Sabiduría? Rechazaron a los Nacidos-por-sí-mismos. No están dispuestos. Desdeñaron a los Nacidos del Sudor. No están completamente preparados. No quisieron empezar en el primer Nacido del Huevo.
Cuando el Exudado produjo al Nacido del Huevo, al doble, al potente, al poderoso con huesos, los Señores de la Sabiduría dijeron: “Ahora crearemos”.
La Tercera Raza se convirtió en el Vâhan de los Señores de la Sabiduría. Creó “Hijos de la Voluntad y del Yoga”, por Kriyâshakti los creó, los Santos Padres. Antecesores de los Arhats.

ESTANCIA VIII
De las gotas de sudor, del residuo de la substancia, material procedente de los cuerpos muertos de hombres y animales de la Rueda anterior, y del polvo desechado, fueron producidos los primeros animales.
Animales con huesos, dragones del océano y Sarpas voladoras fueron añadidos a los seres que serpentean. Los que se arrastran por el suelo adquirieron alas. Los de largo cuello en el agua se convirtieron en los progenitores de las aves del aire. Durante la Tercera, los animales sin huesos crecieron y se transformaron; se convirtieron ellos en animales con huesos, sus Chhâyâs se solidificaron. Los animales se separaron los primeros. Principiaron a engendrar. El hombre duplo se separó también. Él dijo “Hagamos lo que ellos: unámonos y hagamos criaturas”. Así lo hicieron.... Y aquellos que carecían de Chispa, tomaron para sí enormes animales hembras. Engendraron con ellas razas mudas. Mudos eran ellos mismos. Pero sus lenguas se desataron. Las lenguas de su progenie permanecieron calladas.
Engendraron monstruos: Una raza de monstruos encorvados, cubiertos de pelo rojo, andando a gatas. Una raza muda para guardar callada la vergüenza.

ESTANCIA IX
Viendo lo cual, los Lhas que no habían construido hombres, lloraron, diciendo: “Los Amânasa han profanado nuestras mansiones futuras. Esto es Karma. Habitemos en las otras. Enseñémosles mejor para evitar males mayores”. Así lo hicieron... Entonces todos los hombres fueron dotados de Manas. Vieron ellos el pecado de los sin mente. La Cuarta Raza desarrolló el lenguaje.
El Uno se convirtió en Dos; así también todos los seres vivos y serpeantes que eran todavía uno, peces gigantescos, pájaros y serpientes con cabezas de conchas.

Extracto: La Doctrina Secreta – H.P. Blavatsky
Continuará...

3/10/16

ANTROPOGÉNESIS DE LAS ESTANCIAS DE DZYAN (I)


ESTANCIA I
El Lha que dirige al Cuarto, es Servidor de los Lha(s) de los Siete, los que giran, conduciendo sus Carros alrededor de su señor, el Ojo Único (de nuestro Mundo). Su Aliento dio Vida a los Siete. Dio Vida al Primero.
Dijo la Tierra: “Señor de la Faz Resplandeciente, mi casa está vacía... Envía tus Hijos a poblar esta Rueda. Has enviado tus Siete Hijos al Señor de la Sabiduría. Siete veces te ve él más próximo a sí, siete veces más él te siente. Has prohibido a tus Servidores, los Anillos pequeños, recoger tu Luz y tu Color, interceptar a su paso tu gran Munificencia. Envía ahora la misma a tu Servidor”. Dijo el Señor de la Faz Resplandeciente: “Yo te enviaré un Fuego cuando haya comenzado tu obra. Eleva tu voz a otros Lokas; acude a tu Padre el Señor del Loto, en demanda de sus Hijos... Tu Gente estará bajo el mando de los Padres. Tus Hombres serán mortales. Los Hombres del Señor de la Sabiduría, no los Hijos de Soma, son inmortales. Cesa en tus quejas. Tus Siete Pieles están aún sobre ti... Tú no estás preparada. Tus Hombres no están preparados”.
Después de grandes sufrimientos desechó ella sus Tres Pieles viejas, se puso las Siete Pieles nuevas, y afirmóse en la primera.

ESTANCIA II
La Rueda volteó por treinta crores más. Construyó Rûpas; Piedras blandas que se endurecieron; Plantas duras que se ablandaron. Lo visible de lo invisible, Insectos y pequeñas Vidas. Ella las sacudía de su dorso cuando invadían a la Madre... Después de treinta crores, se volvió por completo. Reposaba sobre su dorso; sobre un costado... No quería llamar a Hijos del Cielo, no quería buscar a hijos de la Sabiduría. Ella creó de su propio Seno. Produjo Hombres Acuáticos, terribles y perversos.
Los Hombres Acuáticos, terribles y perversos, los creó ella misma de los restos de otros. De los desperdicios y el fango de su Primera, Segunda y Tercera los formó. Los Dhyânis vinieron y miraron... los Dhyânis procedentes del resplandeciente Padre-Madre, vinieron de las Blancas Regiones, de las Mansiones de los Mortales Inmortales. Ellos se disgustaron. “Nuestra Carne no está ahí. No hay Rûpas aptos para nuestros Hermanos de la Quinta. No hay Moradas para las Vidas. Aguas puras, no turbias, deben ellos beber. Sequémoslas”.
Las Llamas vinieron. Los Fuegos con las Chispas; los Fuegos de la Noche y los Fuegos del Día. Ellos secaron las Aguas turbias y obscuras. Con su calor las agotaron. Los Lhas de la Altura y los Lhamayin de Abajo, vinieron. Hicieron morir a las Formas de dos y de cuatro caras. Lucharon con los Hombres-Cabríos, con los Hombres de Cabeza de Perro y con los Hombres con cuerpos de pez. El agua Madre, el Gran Mar, lloró. Ella se levantó, desapareció en la Luna, que la había elevado, que la había hecho nacer. Cuando fueron destruidos, la Tierra Madre quedóse vacía. Pidió que la secaran.

ESTANCIA III
El Señor de los Señores vino. Del Cuerpo de ella él separó las Aguas, y aquello fue Cielo arriba; el Primer Cielo. Los grandes Chohans llamaron a los Señores de la Luna, de los Cuerpos Aéreos: “Producid Hombres, Hombres de vuestra naturaleza. Dadles las Formas internas, ella construirá vestiduras externas. Machos-Hembras serán, señores de la Llama también...” Ellos fueron cada uno a su Tierra destinada; Siete de ellos, cada uno a su Lote. Los señores de la Llama se quedaron detrás. No querían ir; no querían crear.

ESTANCIA IV
Las Siete Huestes, los “Señores Nacidos por la Voluntad”, impulsados por el Espíritu Dador de Vida, separaron a los Hombres de ellos mismos, cada uno en su propia Zona. Siete veces siete Sombras de Hombres Futuros nacieron. Cada una de su propio Color y Especie. Cada una inferior a su Padre. Los Padres, los Sinhuesos, no podían dar la Vida a Seres con Huesos. La progenie de Ellos fue Bhûta, sin Forma ni Mente. Por esa razón son ellos llamados la raza Chhâyâ.
¿Cómo nacieron los Mânushya? ¿Cómo se formaron los Manus con mentes?. Los Padres llamaron en su ayuda a su propio Fuego, que es el Fuego que arde en la Tierra. El Espíritu de la Tierra llamó en su ayuda al Fuego Solar. Estos Tres, con sus esfuerzos reunidos, produjeron un buen Rûpa. Podía estar de pie, andar, correr, reclinarse o volar. Sin embargo, no era aún más que un Chhâyâ, una Sombra sin Entendimiento... El Aliento necesitaba una Forma; los Padres se la dieron. El Aliento necesitaba un Cuerpo denso; la Tierra lo modeló. El Aliento necesitaba el Espíritu de Vida; los Lhas Solares lo exhalaron en su Forma. El Aliento necesitaba un Espejo de su Cuerpo; “¡Nosotros le dimos el nuestro!” -dijeron los Dhyânis. El Aliento necesitaba un Vehículo de Deseos; “¡Lo tiene!” -dijo el Agotador de las Aguas. Pero el Aliento necesitaba una Mente para abarcar el Universo; “¡No podemos dar eso!” -dijeron los Padres. “¡Jamás la tuve!” -dijo el Espíritu de la Tierra. “¡La Forma sería consumida si yo le diera la mía!” -dijo el gran Fuego... El Hombre permaneció un Bhûta vacío e insensato... Así dieron la Vida los Sin-huesos a los que se convirtieron en Hombres con Huesos en la Tercera.

Extracto: La Doctrina Secreta – H.P. Blavatsky