13/2/16

TIEMPO SOLAR Y TIEMPO POLAR (I)

El eje terrestre respecto a las estrellas se mueve trazando un cono ideal en cada hemisferio de la cúpula celeste (movimiento doble cónico). Este fenómeno se debe a la atracción lunar y solar con su consecuente hinchamiento ecuatorial, que de hecho compensa el achatamiento polar.

Esto ocasiona, la variación de los polos Norte y Sur celestes (a lo largo del tiempo cambia la estrella polar) y un desplazamiento angular del eje terrestre en sentido contrario al del movimiento de rotación de la Tierra.
Como consecuencia, siendo el ecuador perpendicular al eje, se tiene una desviación en sentido horario de la línea que une los puntos de intersección entre el ecuador y la eclíptica, los equinoccios, llamada línea equinoccial.
Así pues, cada año el equinoccio se adelanta unos 21 minutos respecto a una vuelta completa de la órbita terrestre. Este movimiento se llama “precesión” y tiene un período de 26.000 años. Cabe señalar que después de 13.000 años (mitad del período) el equinoccio de primavera y el de otoño se invierten, como los dos solsticios, retomando después de otros 13.000 años la posición original. 

En relación a la doctrina de los ciclos cósmicos, hacemos referencia a las dos “medidas” de tiempo que a distintos niveles, influyen decisivamente en la vida de los hombres y de las civilizaciones, medidas que derivan de lo que podríamos llamar el “tiempo solar” y el “tiempo polar”, que desde luego tienen un sentido simbólico e iniciático además del astronómico, aunque ambos no se excluyen pues cualquier aspecto de la realidad tiene distintos niveles de lectura, todos los cuales están relacionados entre sí por rigurosas analogías y correspondencias.

Nos proponemos explicar a qué aluden y qué significan esas expresiones de “tiempo polar” y “tiempo solar”, relacionándolas sobre todo con el ciclo y sub-ciclos que se derivan de la Precesión de los Equinoccios, tema que está relacionado como sabemos con el simbolismo de las eras zodiacales y el vínculo que éstas tienen con lo que se ha dado en llamar el “polo de evolución de las civilizaciones”, estrechamente vinculado con el sentido de dirección del movimiento precesional. Pero de las "Eras Zodiacales" trataremos más detalladamente en el capítulo siguiente, donde destacaremos el carácter cíclico de la historia y la geografía vinculándolo con las leyes del cosmos y los principios de orden espiritual y metafísico que rigen la existencia del hombre y las civilizaciones.

La Precesión de los Equinoccios es una clave importante de la Cosmogonía Perenne, por lo que deberemos hablar nuevamente, y más en profundidad, de ella como parte constitutiva y principalísima del tema y porque las “medidas” temporales que se derivan de ella constituyen los números cíclicos por excelencia. Precisamente, la aparición de las civilizaciones y sus ciclos, así como sus desapariciones, están ligadas de manera intangible pero real a esta ley de la armonía cósmica que constituye en verdad el movimiento de la precesión equinoccial, cuyas pautas rítmicas encuadran el acontecer de la Historia Humana.
Así pues, aunque en la precesión de los equinoccios el Sol junto con la Tierra, naturalmente sigue siendo protagonista, sin embargo en ella interviene también la Estrella que un momento dado del ciclo de la precesión constituye el Polo de nuestro mundo. Se pasa así de un simbolismo estrictamente Solar a un simbolismo Polar donde las referencias y pautas temporales vienen dadas por las constelaciones polares, aunque siempre en correspondencia con las eras y ciclos zodiacales que el Sol va “actualizando” en su lento recorrido precesional, lo cual siendo un fenómeno astronómico también lo es simbólico, es decir tiene una lectura “otra”, relacionada con el proceso de Conocimiento.

"Para la tradición hindú, el kalpa es la medida o módulo de tiempo, equiparable en otro orden al módulo espacial del sistema solar. Este kalpa supone todo nuestro mundo, y es donde se da propiamente el estado humano –expresado en los distintos manvántaras por las formas correspondientes a las diferentes posiciones de los planetas y estrellas, y sus correlativas mudanzas en la fisonomía de la Tierra–, que es un estado del Ser universal, signado por el tiempo y el orden sucesivo, que caracterizan precisamente a nuestro mundo y su desarrollo."


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