31/1/16

QUÍMICA LUNAR

La historia de cómo se formó la Luna, es a grandes rasgos bien conocida por los científicos. Hace unos 4.500 millones de años, un enorme objeto celeste, probablemente un proyecto de planeta llamado Theia, chocó violentamente contra la joven Tierra.  
Los restos que salieron despedidos de la colisión formaron una densa nube que, por las leyes de la gravedad, se fueron uniendo hasta dar forma a lo que hoy es nuestro único satélite natural. Hasta ahora, se creía que este choque a gran velocidad había sido lateral, en un ángulo de unos 45º o más. Sin embargo, un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha encontrado nuevas evidencias que sugieren que la embestida no fue de lado, sino frontal. Lo cuentan esta semana en la revista Science.

En 2014, un equipo de científicos alemanes publicaba en Science que la Luna también tiene su propia relación única de isótopos de oxígeno, diferente de la de la Tierra. La nueva investigación, en la que se han utilizado las técnicas más modernas para realizar las mediciones, encuentra que ese no es el caso. «No vemos ninguna diferencia entre los isótopos de oxígeno de la Tierra y los de la Luna; son indistinguibles», dice Edward Young, autor principal del nuevo estudio y profesor de geoquímica y cosmoquímica en UCLA.
 
El hecho de que las rocas de la Tierra y la Luna compartan firmas químicas es muy revelador, dice Young. Si la Tierra y Theia hubieran chocado en un golpe lateral, la gran mayoría de la Luna se habría hecho principalmente de Theia, así que nuestro mundo y la Luna deberían tener diferentes isótopos de oxígeno. Una colisión de frente, sin embargo, probablemente habría dado lugar a una composición química similar.

«Theia se mezcló a fondo tanto en la Tierra como en la Luna, y se dispersó entre ellos uniformemente», dice Young. «Esto explica por qué no vemos una firma diferente de Theia en la Luna en comparación con la Tierra». Theia, que no sobrevivió a la colisión, estaba creciendo y probablemente se habría convertido en un planeta si no se hubiera producido el fatal accidente. Algunos investigadores, entre ellos Young, creen que el protoplaneta era aproximadamente del mismo tamaño que la Tierra; otros estiman que era más pequeño, tal vez de similar a Marte.


30/1/16

EL PLANETA X

Un día después de que los astrónomos Michael Brown y Konstantin Batygin publicaran en la revista The Astronomical Journal el posible hallazgo del Planeta X el que podría ser el noveno planeta del Sistema Solar, la NASA ha querido hacer un llamamiento hacia la cautela y el escepticismo.

«La idea de que haya un nuevo planeta es sin duda excitante para mí, como científico planetario», ha dicho James Green, Director de la División de Ciencia Planetaria de la NASA en un vídeo difundido hoy. «Sin embargo, no estamos ante la detección de un nuevo planeta. Es muy pronto para poder afirmar esto», ha señalado.
En el artículo científico publicado, los científicos proponían la hipótesis de que hubiera un nuevo planeta gigante en los confines del Sistema Solar. Pero ese cuerpo no se ha detectado, y podría no existir. Su idea se basa en cálculos matemáticos sobre las órbitas de seis lejanos cuerpos, que parecen girar en torno a algo que aún no se ha encontrado. «Estamos ante una predicción temprana basada en modelos matemáticos elaborados con observaciones limitadas. 
Estamos en el comienzo de un proceso que podría llevar a un interesantísimo resultado», ha explicado James Green.
Eso no quiere decir que la hipótesis de Brown y Batygin sea endeble. Sino que efectivamente aún se trata de una hipótesis, lo que significa que tiene que ser comprobada por otros investigadores y superar la prueba final: la detección directa del Noveno planeta.
De hecho, los propios autores del artículo ya estaban preparados ante la inevitable ola de escepticismo. Para ello, trataron de blindar su trabajo con una larga serie de datos, análisis orbitales de otros objetos distantes y complejas simulaciones informáticas: «Si dices que tienes evidencias del planeta X -afirmaba Brown- prácticamente cualquier astrónomo dirá: "¿Otra vez? Estos chicos, claramente, están locos. ¿por qué esta vez debería ser diferente a las demás?". Esta vez es diferente porque esta vez tenemos razón».
Adoptando una postura más intermedia, Green ha destacado la importancia del artículo publicado a porque alimenta el interés por la exploración espacial y estimula un sano debate que forma parte del proceso científico.

Resulta irónico que sea precisamente Michael Brown el descubridor del noveno planeta del Sistema Solar. De hecho, fue él quien, en 2005, descubrió Eris, un pequeño y distante mundo helado del mismo tamaño de Plutón y que demostró que el hasta entonces noveno planeta de nuestro sistema era más que uno entre muchos mundos similares del cinturón de Kuiper. Fue precisamente su descubrimiento el que provocó que, apenas un año más tarde, en 2006, la Unión Astronómica Internacional reclasificara a Plutón, privándole de su título planetario y degradándolo a planeta enano. El propio Brown contó este proceso en su libro «Cómo maté a Plutón». Unos años antes, en 2003, Brown también protagonizó el descubrimiento de Sedna, otro pequeño y lejano mundo, aunque menor que Eris y Plutón.


23/1/16

ALINEACIÓN PLANETARIA

Los planetas estarán alineados durante un mes y podrán ser vistos en ambos hemisferios durante el amanecer. Pero para ello se espera que las condiciones climáticas acompañen el fenómeno. 

Podremos ser testigos del evento hasta la mañana del 20 de Febrero. Los planetas que se verán a simple vista en el espacio son Mercurio, Venus, Saturno, Marte y Júpiter de izquierda a derecha, sin necesidad de prismáticos ni telesccopios, las posibilidades mejorarán en sitios alejados de la luz de la ciudad y con un horizonte despejado, ya que los cinco planetas se situarán muy bajos con respecto a la línea del horizonte.
Para ver este alineamiento habrá que mirar al horizonte en dirección sur y hacerlo poco antes de que salga el sol por la mañana. Además, a partir del 27 de enero podremos ver también la Luna junto con estos cinco planetas. Y aunque hace 10 años que no se daba una hilera de este tipo en el cielo, se volverá a repetir en Agosto de este mismo año, y después habrá que esperar a Octubre de 2018.

Los más madrugadores deben saber que, en función de los horarios, el primero que aparecerá cada mañana será Júpiter, a continuación se podrá ver Marte, seguido de Saturno y Venus, para acabar con Mercurio cuando el Sol esté a punto de hacer acto de presencia y dar comienzo a la mañana.
Venus y Júpiter serán más fáciles de observar durante la madrugada, incluso desde las ciudades, mientras que el brillo será menor en el caso de Marte y Saturno. Según Albert Morral, presidente de la Agrupación Astronómica de Sabadell, el problema será conseguir ver Mercurio: "Siempre es difícil de ver porque está muy cerca del Sol, se irá rápido y se sitúa muy bajo en el horizonte".

Los planetas son visibles porque reflejan los rayos que desprende el Sol. A diferencia del brillo tembloroso con el que percibimos las estrellas, los planetas tienen una luz estable. Sin duda, esto va a propiciar que los astrofotógrafos tengan un mes para deleitarse con las imágenes que pueden capturar en las próximas madrugadas.


FOTOS: Imágenes reales del espacio y planetas cedidas por la NASA

17/1/16

HACIA OTRA PANGEA

LA COLISIÓN DE CONTINENTES

12/1/16

HISTORIA DE LOS APELLIDOS

La Historia de los apellidos es el lazo que une a los individuos a través del tiempo y la historia de la propiedad más segura de las familias. Cada apellido en el mundo tiene un significado y una historia.



4/1/16

EPIFANÍA DEL CRISTO


Epifanía (del griego: επιφάνεια significa “manifestación”), para muchas culturas las epifanías corresponden a revelaciones o apariciones en donde los profetas, chamanes, médicos, brujos u oráculos interpretaban visiones más allá de este mundo.
Es también una fiesta cristiana en la que Jesús toma presencia humana en la tierra y se “da a conocer”. En la narración de la Biblia Jesús se dio a conocer a diferentes personas y en diferentes momentos, pero el mundo cristiano celebra como epifanías tres eventos:
El Evangelio de San Mateo es el único que menciona a unos magos que vinieron de Oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. En las escrituras no se abunda mucho sobre su origen. Iban guiándose por una estrella que les condujo hasta Belén, donde buscaron al Niño Jesús recién nacido al que adoraron, la tradición los describe como reyes bondadosos con presentes para todos, asignándole un nombre y rasgos específicos a cada uno:
Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para Jesús es oro, representando su naturaleza real.
Gaspar: Joven moreno. Su regalo es el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús.
Baltasar: De raza negra. Su regalo a Jesús es mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura.

Un ángel se apareció a los tres reyes magos y les advirtió del peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio. Parece ser que, solo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían.
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar que supuestamente equivalen en griego a "Appellicon", "Amerín" y "Damascón" y en hebreo a "Magalath", "Galgalath" y "Serakin".
Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad y representantes de las tres edades del hombre.

La llegada de los Reyes Magos es un tema tratado también en los Evangelios Apócrifos. Según la tradición esotérica aplicada al cristianismo, estos personajes procedían del lugar donde se encontraba el Preste Juan que descendía de la raza de los Magi. Era rey de unos cristianos, que vivían en Oriente más allá de Persia y Armenia.
Otra leyenda cuenta que después de la Resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba (India), que fueron bautizados y que se les consagró obispos; después fueron martirizados en el año 70 y fueron depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I Barbarroja, en el siglo XII, las trasladó a Colonia, donde hoy reposan sus cenizas con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia. Actualmente en la catedral de Colonia, se veneran los supuestos restos de los Reyes Magos en una urna dorada colocada en el altar mayor.

Si bien parece contradictorio que practicantes de la magia (severamente amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) sean admitidos como adoradores del Mesías, el término griego no era utilizado para referirse a hechiceros, en este caso se utiliza para referirse a hombres sabios o hombres de ciencia, San Mateo nos deja ver que eran astrónomos que conocían con precisión el movimiento de la estrella. También poseían conocimiento de las Escrituras (Mateo 2:5-6).

Otras leyendas indican que había un cuarto rey mago, al cual se le da el nombre Artabán, este rey mago no tiene fundamento bíblico. Los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres diferentes que tampoco se mencionan en la Biblia.

Fuente: Wikipedia